Fregar los platos con lavavajillas
Según un estudio de la Universidad de Bonn, la cantidad de agua que
consume un lavavajillas clase “A” es de unos 15 litros por lavado,
frente a los 119 litros del lavado a mano para la misma cantidad de
vajilla. 30 litros de agua diarios se ahorran, de promedio, consumen un 10% menos de energía y los platos quedan más limpios.
Apagar la calefacción y no mantenerla encendida a temperatura constante
Volver a encenderla supone un pico de gasto, pero a la larga el ahorro se nota. Regular el termostato a 20º, puesto que aumentarlo un solo grado supone un 7% más de gasto de energía.
Limita la temperatura a 16ºC entre las diez de la noche y las seis
de la mañana, recorta en torno a un 13% el consumo anual de
combustible, con respecto a mantener la
temperatura constante de 20ºC. Con el apagado el ahorro es aún mayor.
Evitar el modo standby de los electrodomésticos
Entorno al 5% del consumo de los hogares. Aparatos eléctricos apagados en modo espera suponen un
gasto de 231 kWh al año, mucho más que el del ordenador (172
kWh).
Ventanas y la pérdida de calor
Entre el 25 y el 30% de la energía en calefacción gastada en los hogares sirve para cubrir esas pérdidas de calor por las rendijas de las ventanas.
Se puede reducir hasta en un 50% la pérdidas evitando cristales sencillos.
Hay muchas formas de ahorrar en iluminación: bombillas de bajo consumo,
apagar los fluorescentes cuando no los necesitemos… eso sí, si se
encienden y se apagan constantemente su vida puede acortarse. En iluminación incandescente, el tiempo máximo de ausencia que no
compensaría el apagado y encendido posterior se reduce a tan sólo 0,3
segundos.
Evitar cocinas eléctricas
Las vitrocerámicas gastan cuatro veces más que las cocinas de gas. En caso de disponer de una cocina eléctrica, utilizar
baterías de cocina, sartenes y cazos con fondo grueso difusor. Así, se
logra una temperatura más homogénea en todo el recipiente.