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martes, 10 de julio de 2012

Llevando el sistema al límite



Las fuerzas del estado cumplen órdenes de ineptos que sólo saben castigar a los más débiles, mientras que a los corruptos y todopoderosos no se les puede tocar porque los acuerdos de altas esferas son inquebrantables.

Los ciudadanos 'deben' ser las marionetas de los políticos, acatando y sufriendo sus desaires y malas gestiones actuales y heredadas, que convierten la realidad en un estado de putrefacción.

Es preferible dar circo a los ciudadanos para tratar de maquillar y engañar acerca de la situación en la cual estamos inmersos.

Pero como cualquier circunstancia de esta vida, el hecho de forzar al límite un sistema trae consecuencias nefastas y las que se avecinan parecen bastante contundentes y temerosas: ciudadanos sin nada que perder y mucho por lo que luchar, ya sea para llevarse un bocado de alimento o el cuidado de sus hijos.

Este puede parecer una utopía en los tiempos actuales, pero el desatar una guerra de clases es mucho más sencillo de lo que algunos se piensan. Esta no es la primera ni será la última vez que diga lo siguiente: se debe de temer de aquel que no tiene nada que perder.

Cuando se pase el punto donde ya no existe la posibilidad de dar la vuelta, se verá cuan devastadoras pueden ser las fuerzas liberadas y los acontecimientos que se sucederán. 

Es cuestión de tiempo.

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