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sábado, 8 de diciembre de 2012

Veneno en Canadá



Unas reservas de petróleo tóxico en arenas bituminosas, casi del tamaño de las de Arabia Saudita (pero el triple de dañinas para el cambio climático), se encuentran enterradas en el norte de Canadá. 

La presión ciudadana ya ha bloqueado en dos ocasiones la construcción de nuevos oleoductos para transportar este veneno, pero un nuevo acuerdo comercial, negociado en secreto entre China y Canadá, podría permitir que las compañías chinas se apropiasen de las arenas bituminosas y que puedan demandar al gobierno canadiense en caso de que tratase de impedir su explotación, con normas ambientales o de salud pública. 

Estrechamente conectado a los intereses petroleros, el Primer Ministro conservador canadiense cuenta con un largo historial de negación del cambio climático. Y ahora está usando esta táctica para burlar los principios democráticos, con consecuencias potencialmente devastadoras para el planeta. El acuerdo podría ser ilegal aunque la firma podría producirse en los próximos días o semanas. 

El clima del planeta está seriamente amenazado y explotar dichas arenas podría ser la gota que colma el vaso. Las emisiones son de hasta un 35% mayores que las de la extracción de crudo convencional (el proceso de extracción contamina tres veces más). 

La producción de 3.7 litros de petróleo envenena hasta 129 litros de agua dulce. Expertos y ciudadanos de todo el mundo se unieron en la lucha para impedir que se construyeran oleoductos en EE.UU. y Canadá capaces de liberar este fango tóxico del subsuelo. 


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